lunes, 4 de agosto de 2014

YA SE QUE MI HIJO NECESITA ORTODONCIA, ¿QUÉ PASA SINO LA HACEMOS?

Cuando determinamos la necesidad de realizar un tratamiento de ortodoncia tenemos en cuenta muchos aspectos, la ortodoncia no solo endereza los dientes sino que también busca entre otras mejorar y optimizar la mordida; eso quiere decir que se tiene que tener en cuenta la estética, que tiene que ver mucho con la autoestima, con la presentación personal y con la sonrisa.

Por otro lado lo que queremos es que esa sonrisa se complemente un factor funcional, eso quiere decir, que cada vez que mastiquemos protejamos nuestros dientes, evitando el desgaste; cuidamos también la articulación, que es la que nos permite mover la mandíbula abrir y cerrar, masticar y deglutir (pasar la comida);  en términos técnicos la oclusión, el cierre de los dientes y como se relacionan entre si los dientes y las muelitas. Incluso en algunos casos al cambiar la posición de los dientes logramos mejorar el cierre de los labios y por lo tanto optimizar la respiración. Esto también se logra cuando expandimos (agrandamos) el paladar pues mejoramos (ampliamos) la vía aérea superior mejorando en muchos casos la capacidad respiratoria.



Al realizar un tratamiento de ortodoncia, los brackets nos permiten mover los dientes y disponerlos de una manera alineada, armónica y bonita (Sonrisa) que es muy importante, además estas terapia buscan lograr un balance de labios y de toda la parte inferior de la cara; pero también es crítico el balance entre sonreír y morder. Esto nos permite evitar como ya lo mencionamos desgastes de dientes, fracturas de bordes (Astillados), retracciones de cuello de los dientes (Dientes sensibles) y dolores musculares.

Por lo tanto no podemos dejar al azar la decisión de hacer un tratamiento, pues lo que se ha visto en los estudios es que las condiciones por ejemplo de apiñamiento (dientes montados), tienden a empeorar con la edad; si la mordida está generando desgastes de dientes, esta condición de daño continuará, pues la masticación y la deglución, no van a dejar de suceder durante toda la vida, por consiguiente el daño seguirá sucediendo cada vez que mordemos. Si no controlamos algún hábito (chupar dedo, apretar los dientes, respirar por la boca, etc.), los dientes continuaran desplazándose mientras persista la condición que la produce.

Por otra parte, si el problema es de crecimiento como prognatismos (Mandíbulas grandes) o retrognatismos (Mandíbulas pequeñas) que se les menciona como  “belfos”, solo tenemos una época durante el desarrollo de los niños para promover y/o restringir el crecimiento de los maxilares (Ortopedia), si no se realiza a tiempo los tamaños de los maxilares quedan definidos por la madurez del esqueleto y la corrección, en algunos casos requiere cirugías para lograr los objetivos faciales dentales y esqueléticos o los resultados de ortodoncia son muy deficientes desde el punto de vista facial y funcional. Esto mismo sucede con los pacientes que se les “tuerce” la cara por crecimientos disparejos, los cuales deben manejarse muy temprano.

También en las etapas en donde comienza el recambio de dientes es fácil detectar con radiografía panorámica cuándo alguno de ellos no va a salir, no se formó  o se está bloqueando, el riesgo de no hacer nada es que el diente al erupcionar (salir) dañe a sus vecinos permanentes, esto sucede mucho con los caninos (colmillos).


Teniendo en cuenta todos estos factores podemos concluir que es importante que en la decisión de hacer o no tratamiento, se tengan en cuenta todos estos factores, pues en muchas ocasiones el tiempo es definitivo para un mejor resultado y para interceptar problemas que pueden ser manejados de manera sencilla de manera temprana evitando daños a los dientes y a las estructuras de los huesos y la cara.

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